Estamos en constante búsqueda de realizar nuestros sueños o planes, personales. Anhelamos que
puertas se abran y nos lleven a esa meta. Sin embargo, en ocasiones, las cosas no suceden como
quisiéramos, hay puertas que se están cerrando o puertas que no se están abriendo a favor
nuestro.
El deseo profundo por esa meta, nos hace insistir de tal manera que tocamos una puerta muchas
veces, quizá la misma puerta o puertas similares, y estas no se nos abren. Simplemente no se da.
No se abre. Y te has cuestionado…por qué esto no se da?, Por qué? por más que intentas e
intentas no se abre la puerta….
Déjame decirte que muchas veces, hay cosas que no se darán, porque quizás no están dentro del
plan o la voluntad de Dios para tu vida, quizás es un plan solamente tuyo, cuya ejecución en lugar
de ser para tu bendición, será para destrucción.
Hay puertas que Dios mismo nos cierra. Apocalipsis 3:7, parafraseando dice: que lo que El cierra,
nadie puede abrir y que lo que El abre para ti, nadie podrá cerrarlo. Quizá la puerta que se te
cerró es la forma de Dios para guardar tu vida, para protegerte, porque al entrar por esta, te ibas a
perder por completo, o peor, encontrarías destrucción para ti mismo. Recuerda que Dios siempre
sabe lo que a ti mejor te conviene, sus planes siempre serán mejor que tus planes. Así que en
lugar de estar quejándote o lamentándote por lo que no se ha dado, agradece, de algo Dios te está
librando, por alguna buena razón el Señor te ha cerrado esa puerta. No lo entiendes ahora, pero lo
entenderás después, con claridad. Pronto te será abierta la puerta correcta para ti. Dios tiene algo
verdaderamente mejor para ti. Ya verás!