Tapachula (México) (EFE).-
Alrededor de 5.000 migrantes partieron este domingo de la ciudad fronteriza de Tapachula, en el sureño estado de Chiapas, en un “viacrucis” migratorio con destino a la Ciudad de México, teniendo como primer punto de llegada en la capital la Basílica de Guadalupe.
Llegarán a este templo para orar para que el Gobierno mexicano termine con la corrupción, desaparezca el Instituto Nacional de Migración (INM) y se brinde un trato humanitario a las personas en movilidad.
Con tres enormes carteles de color blanco y letras de color rojo representando la sangre de los 40 migrantes que fallecieron en una Estación Migratoria de Ciudad Juárez, en el norteño estado de Chihuahua, salieron caminando los miles de personas de al menos unos 15 países para pedir justicia, un trato humano y documentos para continuar su travesía por territorio nacional.
Los migrantes pintaron las mantas con las siguientes consignas: “El Estado los mató”, “viacrucis migrante” y “lo podrás negar, pero no ocultar porque todos sabemos que es un crimen de Estado”, se lee en las mantas que son sostenidas por los integrantes de esta caravana.
El director de la Organización Pueblos Sin Fronteras, Irineo Mujica, denunció que “a nadie le importa” el tema de los 40 migrantes que fallecieron, por lo que criticó que, si no se tiene justicia, sigue siendo un “crimen de Estado”.
“Tener una política migratoria más humana, (…) al menos no un Instituto Nacional de Migración (INM) militarizado, asesino, que ha matado y que sigue matando, porque está desensibilizado y es corrupto. Tiene que desaparecer este organismo nacional”, agregó el activista mexicoamericano.
Fue alrededor de las 6.00 horas (10.00 GMT), cuando el contingente, en el que hay niños, adultos mayores y personas con diversos problemas de salud, tomó las calles al grito de “¡Libertad, libertad!”.
En la caravana hay personas migrantes procedentes de Venezuela, Colombia, Haití, China, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, África y otros países.
Migrantes caminan en caravana hoy, en el municipio de Tapachula, al sur de México. EFE/Juan Manuel Blanco
EL SUEÑO AMERICANO
Sofía Mendoza, originaria de Maracaibo, Venezuela, señaló que en su país era peluquera pero no le alcanzaba para cubrir sus necesidades, ya que apenas una sola comida podía hacer. Por ello, decidió salir y migrar a Centroamérica y llegar hasta Tapachula.
“El sueño americano, casarme con un gringo y poder seguir adelante, todo lo que nos toque caminar, así nos toque caminar un mes para cumplir esos sueños que todos admiramos. Estábamos en Tapachula porque todos tuvimos tropiezos en el camino. (…) Nos quedamos sin dinero por las extorsiones”, compartió a EFE.
Otras de las historias es la de Julissa Aguilar, una joven migrante de Honduras, que empuja un carrito de un supermercado con un niño y lleno de ropa, maletas y la esperanza por haber emprendido este “viacrucis” migratorio que la llevará a la Ciudad de México con su esposo y sus familiares.
“En Tapachula no ayudan con nada, nos tienen detenidos, es como una jaula y no ayudan, se tardan mucho los papeles en salir y retrasan las citas y pura mentira todo, la meta es llegar a Estados Unidos, tengo que ayudar a mi madre y a mi hija”.
El escrutinio sobre el Gobierno de México ha crecido desde el incendio del 27 de marzo en Ciudad Juárez, en la frontera con Estados Unidos, donde fallecieron 40 migrantes en una estación del Instituto Nacional de Migración (INM).
Según organizaciones civiles mexicanas, 2022 fue el año más trágico para los migrantes en México, pues unos 900 murieron en el intento de cruzar sin documentos desde el país hacia Estados Unidos. EFE
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