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Una abuelita de 85 años de León, había vivido los últimos días en una profunda tristeza. Su amado chocoyito, Cañita, había sido robado, y con él se había llevado una parte esencial de su alegría diaria. Cañita no era solo una mascota; era un compañero fiel que alegraba sus días con su canto melodioso y su compañía constante. “Hoy por la mañana llamaron y me dijeron que lo tenían, pero algo arisca la persona, le pedí fotos y vídeos, al rato las envió y pues no teníamos dinero, le dije que le avisaría cuando traerlo, porque eso sí, lo primero que me dijo fue la recompensa, pero en fin, como no sabíamos si era o no, pensamos, vamos a ver” relató la anciana.
Cuando el venía caminando como a dos casas, creo, empezó a gritar, en eso el chocoyito como tiene el ala quebrada comenzó a responder, entonces salimos a ver con la Lora que sale en la foto, que se llama Camila y es la causante de este drama de amor, pues ella lo llamaba a diario, desde las 5:30 am. Mire esa Lora comenzó a cantar, a carcajearse, se le dilataron los ojos, las plumas de la cola las abrió como un abanico, se puso feliz, ya el hombre que lo traía lo paso al palo, y empezaron a sacarse piojitos.
Todos los animales que tenemos son rescatados de “malas manos“
“Cañita” fue de un borracho que se lo iba a comer en sopa junto a otros chocoyitos y lo intercambiamos por unas botellas de ron CAÑITA, el fue el único que sobrevivió de esos que le quitamos al “bolo”.
El reencuentro con “Cañita” no solo le devolvió a la “abuelita” su amado compañero, sino también su fuerza y ganas de vivir. La esperanza nunca muere, y en el caso de humilde anciana y Cañita, el amor y la fe trajeron de vuelta a su pequeño milagro.