Todos sabemos lo importante que es amar a los demás y demostrárselos. Eso está bien, lo debemos hacer. Pero en ocasiones, nos enfocamos tanto en esto, que se nos olvida, que tan importante es amar a los demás, como el amarnos a nosotros mismos. Una de las maneras en las que nos demostramos amor a nosotros mismos, es cuidando de nosotros mismos, al poner límites.

El poner límites a los demás, nos ayudará a obtener respeto, a tener una vida emocional saludable y llevar una buena comunicación en las interacciones sociales. La persona que no pone límites, la hieren constantemente, la irrespetan porque invaden su espacio personal, su vida y sus cosas, se agota física y mentalmente. Siempre está apurada y cargada con problemas que la mayor parte de
las veces, no le pertenecen. En la biblia se nos enseña que el mismo Dios puso límites, cuando formó la tierra y todo lo que en ella existía, le dio limites a los mares, la tierra y a los cielos. Job 38:11 “Y dije: Hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante, Y ahí parará el orgullo de tus olas?”.

Eso le dijo Dios a los mares, “Hasta aquí llegarás”, eso es algo que muchos de nosotros necesitamos aprender a decir de vez en cuando, eso te evitaría muchos de los abusos y situaciones que vives ahora mismo. Un hijo desobediente sin límites, pronto será un delincuente. Un esposo que se enoja sin límites, se hará un abusador. Una vida en descontrol y sin límites, se volverá libertinaje. Un país sin murallas que delimiten, fácilmente será invadido. Una propiedad sin límites, fácilmente será robada. Pon límites, ocúpate de ti mismo y disfruta cuando lo hagas. Si no tienes la costumbre de hacerlo, no importa, empieza, diles: ¡Hasta aquí!.
