Por Sandra Chiong
Existe una comida típica en mi país, el gallo pinto, también se conoce en otros países de Latinoamérica con otros nombres. Es a base de arroz y frijoles, es producto del mestizaje. Combina tres culturas: el frijol (indígena), el arroz, (Europa) y la técnica y combinación (África).
En casa preferimos, el gallo pinto, antes de comer arroz y frijoles sin combinar, es más delicioso, esto me hizo meditar en ¿Por qué esta preferencia? y la razón es el poder que tiene la combinación, el complemento entre el arroz y los frijoles.
Así como con el platillo, hay una riqueza en combinar y complementar, con otros, en el matrimonio, en la iglesia, en el trabajo, en todas las áreas. No debemos de menospreciar el valor que tiene la diferencia. El que lo hace diferente, el que lo hace mejor, el que tiene más experiencia, el que tiene más co nocimiento. El que tiene un nivel, origen, aspecto, metas o formas, diferentes, puede llegar a ser nuestro mejor complemento, porque lo que a vos te sobra, a otro le falta y viceversa. Para ser complementarios se necesita de humildad y dejar la autosuficiencia, hay que reconocer que no somos tan tuanis como creemos a veces y que todos necesitamos en algún momento de otros. No nos cerremos a la riqueza de disfrutar de un rico platillo como el gallo pinto, aprendamos a combinar con otros y dejemos que otros combinen con nosotros.
La biblia dice Efesios 4:16 NBV “Por lo que él hace, cada una de las partes del cuerpo, según el don recibido, ayuda a las demás para que el cuerpo entero y unido crezca y se nutra de amor.” Tu habilidad junto a la de otro ayudarà a tener la perfección de un todo. Yo por eso, prefiero el gallo pinto.